Hace poco me dijeron: «No soy evangélica pero leo Entaconadas«.
Confieso que eso me sacó una de esas sonrisas espontáneas que no se pueden quedar atrapadas entre los labios. Así que la chica se sintió en confianza y me preguntó cómo podía acercarse a Dios sin involucrarse en «la religión», entonces le dije: «no quiero que seas evangélica, quiero que ames a Dios».
Quienes me conocen, saben la negativa que mantuve por años ante muchos sistemas de iglesias, jamás se trató de algo en contra de Dios, siempre supe que mi camino estuvo lleno de su Gracia, aunque muchas veces la ignoré. Mi intención, desde hace mucho, es llegar con naturalidad a aquellas chicas que no son evangélicas, pero que sin duda, anhelan crecer como mujeres y acercarse a Dios.
Antes de explicar cualquier cosa, tengo algo que decir en nombre de nosotros, los mortales que pecamos pero que también buscamos agradar a Dios cada día, apartándonos de lo que nos aleja de Él: quiero pedirte perdón si algún cristiano evangélico te hirió al juzgarte y te condenó por alguna conducta. Créeme, simpatizar con Dios no es como simpatizar con ellos. Si se tratara de condenar, ninguno calificaríamos para el gran sacrificio.
Acercarse a Dios no se trata de simpatizar con una corriente religiosa
Acercarse a Dios se trata de vivir una relación de forma creciente, ascendente, no es estática ni conformista, no se basa en el «hasta aquí puedo dar». Es una relación basada en amor genuino, dejas de hacer cosas porque sabes que te alejan de Él, y haces cosas porque te acercan. Lo máximo de todo esto es que las cosas que dejas de hacer porque te hacen daño no son un capricho; y aún cuando fallas, Él se queda contigo… ¡Eso es amor!
Así, a mí no me suena a normas ni a aquella larga lista de «¡a partir de ahora todo esto queda prohibido!», para mí es más bien un «a partir de ahora debes ser más consciente y responsable». Se trata de una búsqueda continua para ser mejores y hacer el bien. Conozco a algunas personas que saben mucho de biblia, memorizan todo, ¡vaya capacidad!, pero sus relaciones se basan en condenar, no en explicar los beneficios de seguir a Dios.
El cómo acercarse a Dios…
¿Recuerdan al angelito y al diablito de los dibujos animados? Ja, ja, ja, ¡qué cosa tan inmadura como para hablar de Dios! Pero sí, esa lucha de conductas e impulsos explican mucho – así lo veo yo – pero mejor fíjense como lo explica Pablo en Gálatas 5:16-17:
Por eso les digo: dejen que el Espíritu Santo los guíe en la vida. Entonces no se dejarán llevar por los impulsos de la naturaleza pecaminosa. La naturaleza pecaminosa desea hacer el mal, que es precisamente lo contrario de lo que quiere el Espíritu. Y el Espíritu nos da deseos que se oponen a lo que desea la naturaleza pecaminosa. Estas dos fuerzas luchan constantemente entre sí, entonces ustedes no son libres para llevar a cabo sus buenas intenciones.
Luego de haber leído esto, por favor díganme si sigo siendo la única que ve el debate entre ese angelito y diablito, jajaja.
¿Qué nos aleja de Dios?
A ver, lo primero que quiero explicarte es que Dios no se aleja de ti, es tu conducta la que hace que por pena y prejuicios no te sientas apta para acercarte a Él. Dios tampoco castiga, lo que ves como «castigo» se trata de las consecuencias de tu conducta y elecciones.
Te invito a leer esto como una conversación entre Pablo y yo (basado en Gálatas 5):
Rouse: Pablo, ¿por qué me cuesta tanto acercarme a Dios?
Pablo: 19 Cuando ustedes siguen los deseos de la naturaleza pecaminosa, los resultados son más que claros: inmoralidad sexual, impureza, pasiones sensuales, 20 idolatría, hechicería, hostilidad, peleas, celos, arrebatos de furia, ambición egoísta, discordias, divisiones, 21 envidia, borracheras, fiestas desenfrenadas y otros pecados parecidos. Permítanme repetirles lo que les dije antes: cualquiera que lleve esa clase de vida no heredará el reino de Dios.
Rouse: Con todo respeto, Pablo, pero ¿y entonces? ¡Aquí entramos TODOS! Dame un remedio, un consejo, algo más alentador y motivador.
Pablo: 22 En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, 23 humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas!
Rouse: ¡Aaah! Es como hacer el contra, ¡como el opuesto, pues!
Pablo: 25… sigamos la guía del Espíritu en cada aspecto de nuestra vida.
Rouse: Entendido, Pablo. ¡Gracias! Cualquier duda te vuelvo a leer ☺
Según mi interpretación:
- Pablo le escribía a los creyentes, es decir, lo primero que debes hacer es reconocer que Jesús murió por amor a nosotros y que resucitó, todo para darnos la oportunidad de vivir, sin pagar como antes por el pecado.
- Nos toca hacer la misma columna, tal como en el colegio: uno detrás del otro y guardando distancia. Quizás nos parezca menos grave aquellas cosas como la hostilidad, peleas, celos, arrebatos de furia, ambición egoísta, discordias, divisiones, y envidia, pero muy claramente nos deja ver que no hay categorías para el pecado, todo depende de nosotros y del tiempo que pasemos formados en esa columna (arrepentimiento y reconciliación).
Acercase a Dios es como renovarse cada vez. ¡Es tan simple! Es hablarle, conocerle, reconocer que su sacrificio nos dio la oportunidad de vivir. Su muerte nos dio vida, su resurrección nos dio salvación, su compañía y promesa nos da la fe y la esperanza, no te resistas a eso.
Acercase a Dios tiene beneficios incalculables, ¡vívelos!