Mi afro y yo hemos apagado nuestra primera velita. Pasó un año lleno de aceptación y se siente realmente bien. Debo agradecer a todos los que me han hecho saber que disfrutan de la frescura del nuevo look, pero también debo contarles que no se trata solo de un nuevo estilo, o de una tendencia que vuelve, se trata de mí y de mi Creador, el afro que decidí llevar es un homenaje a su creatividad, para tratar de decirle que acepto sus planes. Por años me quejé demasiado bajo una protesta pacífica; con el miedo de bandera, la inseguridad de insignia y por arma blanca un secador en mano, juntos, de a poco, fuimos quitándole brillo a su genialidad por crearnos con este estilo de cabello.
Creo que me voy acercando a esa carita de felicidad que a los 5 años tenía al salir a la calle al natural, jajaja.
La segunda foto la compartí hace un par de días en mi cuenta Instagram contando que mi afro y yo estábamos cumpliendo un año juntos, tuve el privilegio de leer comentarios de parte de dos chicas hermosas que lucen su cabello al natural, esa fue la mejor celebración, ellas y yo hemos estado en contacto por redes sociales, jamás las he visto en persona ni he escuchado sus voces, y esas dos nenas tocaron mi corazón con sus escritos, ver como citaron mis palabras de los post anteriores, el toque personal que cada una agregó, y como agradecieron lo que reflejo, me hicieron llorar, en mis 27 años no recuerdo haber vivido algo así. Sin duda alguna, Entaconadas es un plan de Dios hecho posible por mujeres maravillosas, y bien valientes, porque eso de invitarme a escribir en su página es de valientes, jajajaja…
Hoy mi protesta sigue siendo pacífica y está activa, pero desde el otro lado, mi bandera es el amor, ese que echa fuera el temor, mi insignia la confianza, ambas están firmadas por el autor de la creación, mi arma está cargada de dardos de aceptación, dardos que voy lanzando por donde voy, buscando inyectar de esto que Dios ha hecho de mí.