Tengo 20 y nunca he tenido un novio… Tengo 30 y no me he casado… Tengo 40 y no tengo hijos…
Pareciera que cada etapa en la vida nos ha sido establecida para una edad en específico, y si eso no ocurre así, es decir, si cruzamos el límite de esa edad, es como si hubiésemos fracasado en la vida y somos seres dignos de lástima ajena por que, «pobrecita ella, se le pasó el tiempo, la dejó el tren».
¿Te suena familiar de lo que te hablo? Estoy segura que sí. Y luego aparecen los «árbitros» que constantemente te recuerdan: «Mujer, ¿y para cuándo el novio?», o digamos que si ya tienes novio… «Y ¿para cuándo es la boda?», o si estás casada y no tienes hijos… «Se te va a pasar la edad», «Y ¿para cuándo el bebé?»… «Muchachita, ¿será que eres estéril?»… Y pare de contar.
No lo voy a negar, es hiriente, en especial cuando por dentro estás librando una batalla campal con tu autoestima y ya no sabes de qué manera pedirle a Dios que por favorcito se acuerde de ti, porque parece ser que tu historia de amor se le quedó en el tintero.
Pero ¿sabes qué?… Yo creo que Dios es muy sabio, y que sus planes para cada una de nosotras son buenos. Créeme, estoy segura de que Dios no se rige por esos estúpidos límites de edad, ni mucho menos por comentarios «metiches» de la gente.
Hay gente que se casa a los 18 y a los 25 se está divorciando porque no esperó el tiempo de Dios, así como hay gente que se casa a los 40 con el amor de su vida. Hay mujeres que tienen hijos a temprana edad y está bien, así como hay mujeres que los tienen pasados los 40 y contra todo pronóstico. Cuando Dios tiene un plan, lo mejor es esperar en Él.
Con todo esto quiero decirte, que si tú estás entre ese grupo de personas en los que pareciera que se le pasó la edad para alguna cosa en la vida, no te aflijas, en realidad esos límites temporales y rangos de edad son solo cosas impuestas por la sociedad, y Dios tiene otros planes para ti. Muchas veces Él está probando nuestra paciencia, nos está formando como vasija de barro entre sus manos, otras veces es que simplemente hay cosas que Él desea que sucedan primero, o que hagas primero, porque forman parte de tu propósito divino.
El propósito de Dios para tu vida no se resume a nacer, estudiar, casarte, tener hijos y morir. NO. Esas cosas son parte de la vida, pero no son nuestro propósito como tal, y no determinan si tu paso por esta tierra ha sido exitoso o no. Hemos sido creadas para algo mayor que eso, hemos sido elegidas para hacer cosas diferentes, maravillosas y que marcan vidas, y mientras tanto sí, puede que alcancemos algunas de esas etapas, o quizás no, pero lo más importante en la vida es poder ser usadas como instrumentos de nuestro Dios para llevar a cabo sus planes.
No te frustres, más bien utiliza tu tiempo para cosas buenas, explota tus talentos, cambia esa mentalidad de límites por una mentalidad de propósitos.