Estamos rodeadas de una sociedad viciada por los patrones y las costumbres; una sociedad acostumbrada a un modo de vida estándar: naces, estudias, creces, tienes novio, te casas, tienes hijos. Y, al parecer, para cada etapa hay un tiempo específico. Una sociedad en la que si no cumples con ciertas cosas en ciertos tiempos… algo, definitivamente, está mal contigo ¡y tienes que buscar la manera de arreglarlo como sea!
Seguro más de una de ustedes ha llegado a los 25 años, y no tienen novio y, por supuesto, más de la mitad de la familia y amigos comienzan a hostigar con preguntas y comentarios: “¿Y cómo están los novios?” “¡Te está dejando el tren!” “Tranquila, ya llegará el tuyo”. Todos comienzan a calificarte como la solterona, probablemente, tú no te sentías tan mal al respecto hasta que las bocotas comenzaron a señalarte.
PRIMERA PRUEBA SUPERADA
¡Llegó el momento! Conociste al hombre ideal ¡por fin! ya te estabas dando por vencida, y finalmente pudiste echarle en cara a todos que no te dejó el tren… pensaste que las ráfagas de críticas y “mensajes compasivos” cesarían, hasta que una nueva ola de comentarios como: “¿Para cuándo es la boda?” comienza a invadirte. “Ya tienen mucho tiempo de novios, deberían comenzar a planear la boda”. Tú lo amas, pero quieres darte chance de conocerlo más en este ámbito del romanticismo, quieres estar segura de tomar la decisión correcta… después de todo es un “juntos para siempre”, no es cualquier paso, es una decisión que cambiará tu vida para siempre.
SEGUNDA MISIÓN: LA MÁS DIFÍCIL
¡Suenan las campanas! Por fin han decidido casarse; las madres están llorando, las abuelitas gritan “¡Por fin, mi’ja!” y se convierte en una celebración familiar apoteósica. Todos toman este acto como algo personal; quieren invitar a TODA la familia y amigos, incluso si no son cercanos a ti. Pero, bueno, al final de todo, disfrutaste tu día y lo más importante es que te casaste con el amor de tu vida.
LA PRUEBA FINAL
Todos podríamos pensar que hasta este punto ya hemos cumplido con las expectativas de todos. Les demostramos que no nos dejó el tren, demostramos que tenemos un matrimonio estable, pero… ¡oh, oh! “¿Para cuándo vienen los hijos?” Sí, amiga, suspira, porque la presión aún no termina. Y es en este exacto punto en el cual me encuentro hoy yo también. Si me dieran 1$ por cada vez que me preguntan: “¿Para cuándo encargan los hijos?” Estoy segura de que Bill Gates sería pobre a mi lado.
Tranquila, no eres la única que vives esta presión, lo cierto es que no debes tomar decisiones importantes solo porque lo dice tu familia, amigos o la sociedad en general. Tú eres la única que sabe cuándo estás preparada y QUIERES dar el siguiente paso, así al mundo le parezca que estás “quedada”. Nada mejor que hacer las cosas porque las deseas y no porque “te toca” hacerlas.
¡VIVE CADA ETAPA!
Disfruta tu soltería si estás en esta etapa: sal con amigas, disfruta de un buen libro, viaja, conoce nuevas personas, comparte con tu familia a plenitud. Si estás viviendo un noviazgo, planeen viajes en familia, con su familia y la tuya, jueguen juntos, asistan a conciertos, conózcanse en todos los planos posibles. Si tienes pocos años de casada ¡aprovéchalos al máximo! Disfruta la intimidad con tu pareja, viajen solos juntos, salgan a comer cada vez que puedan, planifiquen encuentros románticos, después de todo, cuando lleguen los hijos, aunque estoy segura de que son un regalo, la intimidad y relación con la pareja puede verse afectada.
Así que, disfrutemos cada etapa de nuestras vidas, vivámosla sin presión y sin apuro por pasar a la próxima, cada una tiene un aprendizaje y algo invaluable que dejar en nuestras vidas. Señoras y señores que me leen, créanme que cuando me sienta preparada y quiera tener hijos, los tendré; mientras tanto, sigo disfrutando y aprendiendo de la etapa de la vida en la que me encuentro.