Un día llegó una joven a platicar con su mamá, a quien le tenía la suficiente confianza para decirle sus inquietudes, le dijo que cada vez que estaba con su novio se despertaban en ella deseos que la hacían querer tener relaciones sexuales; por lo que le preguntó: -“Mamá, si nos amamos ¿por qué no he de hacerlo con mi novio?”. A lo que la madre respondió: ˗“No, porque no sabes si se quedarán juntos para siempre”.
Pero más allá de esta respuesta o las consecuencias que pueden traer las relaciones sexuales antes de tiempo, tales como embarazos no deseados, enfermedades, un matrimonio por compromiso, noviazgos muy largos por costumbre y sin compromiso, entre otros; existen otras realidades sobre el sexo en el noviazgo, como lo siguiente:
Prueba de egoísmo
Hay quienes piensan que la intimidad en el noviazgo es una prueba de amor, cuando es todo lo contrario. Esto resulta ser más bien una prueba de egoísmo porque la pareja antepone lo que sienten y quieren ahora, sin importar que no existe un compromiso estable entre ellos. De esta manera se demuestra que primero está el deseo físico, es decir, lo que produce placer en el momento, antes que el respetar a la pareja. Entonces, eso ya no es amor, es interés y satisfacción personal.
Si bien la actividad sexual es una expresión de amor, hay que enfatizar que el verdadero amor conlleva bendecir, cuidar, proteger, respetar y sobre todo, dar de manera incondicional para toda la vida; es decir, la abnegación. Una persona que ama y se deja amar, es una persona que se respeta y se deja respetar, y qué mejor manera de demostrarlo en el noviazgo que cuando se está en esa etapa de conquista, para darse a conocer, velar por los intereses del otro, intercambiar opiniones, ideales, apoyarse en proyectos, enfrentar dificultades, en fin; todo un proceso que los preparará para el matrimonio; pero que romperá con el encanto de la conquista al dejarse llevar por el impulso de tener relaciones sexuales.
Por eso y más no deberían existir las relaciones sexuales en el noviazgo, aun cuando realmente se amen, porque el verdadero amor no es egoísta, posesivo, condicional o interesado. Muchos noviazgos son pasajeros, nacen de una atracción física, de un momento agradable, de una amistad, de una oportunidad; pero terminan en nada.
Prueba de amor
La mejor prueba de amor es el respeto a quien supuestamente se quiere, reconocer que el amor va más allá de la atracción y el deseo, es permitirse conocer y darse a conocer a la persona, aceptando tanto sus defectos como sus virtudes para poder estar juntos; y así, en el momento acordado puedan dar ese paso tan importante que representa el pacto matrimonial. Y ahora sí, ya como pareja comprometida a dar incondicionalmente, pueden disfrutar del sexo como la máxima expresión física de amor que los funde en un solo ser.
Por esto el sexo no es malo, al contrario, es algo maravilloso que Dios, nuestro padre, creó en su plan perfecto para que sea exclusivo y perpetuo en el matrimonio, tal como un papá o una mamá daría lo que fuera por evitar que su hijo o hija tuviese relaciones sexuales apresuradas; simplemente porque sabe que esto le puede acarrear muchos problemas. No en vano existen tantos hijos no deseados, enfermedades venéreas a causa de excesos y relaciones promiscuas, infidelidades, abortos, gente lastimada, con el corazón roto, cicatrices en el alma, entre otras consecuencias negativas. Es que Dios mismo, como nuestro Padre Celestial, nos quiere evitar pasar por tanto sufrimiento.
Es por amor y beneficio de nosotros mismos que nuestro Papá Dios diseñó perfectamente el sexo con la instrucción que debe ser sólo en el matrimonio, donde al fundirse en un solo ser, se comparten todo lo que son en alma, cuerpo y espíritu, reforzando así el amor conyugal. Así que la motivación principal de la relación sexual es amar a la pareja en el matrimonio, donde hay un pacto de exclusividad para toda la vida.
Dentro las características de la definición perfecta del amor, Dios nos dice que el amor es benigno, no hace nada indebido, no busca lo suyo, todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta y nunca deja de ser. (1 Corintios 13:4-7) Entonces, ¿Cómo deseas vivir tu noviazgo? ¿Basado en amor o egoísmo?
Artículo escrito por Norma Peraza para Radio Cristiana CVCLAVOZ.