Las mujeres por naturaleza somos frágiles y delicadas; difícilmente se nos asocia a fuerza o poder, estas cualidades son más para los hombres (pero no nos referimos a lo físico). Por años y años hemos escuchado la frase »La mujer es el sexo débil» y muchas hemos decidido creerlo, pero quiero recordarte que el simple hecho de ser madres, de soportar los dolores de parto para serlo y soportarlo una y otra vez teniendo más hijos, te hace verdaderamente fuerte.
Sin embargo, para los propósitos de este artículo, quiero que dejemos de lado algo que es inherente a nosotras y vayamos a las escrituras, analicemos a esas mujeres valientes y fuertes que nos representan y las razones que las impulsaron a luchar, a crecer, a ser valientes luchadoras.
Procurando un mejor futuro para su familia. (Rahab)
La historia de Rahab podemos encontrarla en Josué 2, donde se menciona que esta mujer era una prostituta. Josué había enviado espías a Jericó a reconocer el lugar y estos se vieron perseguidos para ser arrestados, sus perseguidores habían ido directamente a casa de Rahab a buscar a los Israelitas, pero esta los ocultó. Solo imagínenla en su casa tranquila y de repente llegan estos dos hombres buscando refugio, lo lógico era que los echara fuera y no tener nada que ver con este asunto. Ella sabía que Jehová era Dios fuerte y poderoso, que era el Dios de Israel y contra eso nadie podría.
Ahora bien, ¿en dónde está la valentía de esta mujer? Primero: se armó de valor y los escondió, pero no solo eso, negoció con ellos en favor de su familia, por lo que fue decidida y buscó un beneficio para los suyos; ella peleó en cierta forma por su familia y eso es una acto de valentía que le llevó a salvar a su gente.
Servir de corazón a quien lo necesita (Rut)
La biblia tiene un libro con el nombre de Rut, donde podemos conocer su historia. Rut era una mujer moabita y vivía con su suegra, Noemí, al igual que Orfa. Noemí era viuda y sus dos hijos habían muerto también, quedando así estas tres mujeres prácticamente desamparadas. Rut lidió con la muerte de su esposo, de su cuñado y la viudez de su suegra, me imagino un ambiente colmado de tristeza, depresión, desánimo y ganas de rendirse.
En medio de todo esto, Noemí decide que lo mejor es que sus nueras vuelvan a sus casas con su familia sanguínea, y es entonces cuando en vez de quebrarse, Rut toma una valiente decisión: la de seguir a su suegra a donde vaya, trabajar por ambas y buscar un mejor futuro. Realizó un trabajo físico en los campos de Booz y su determinación dio frutos, en la siguiente frase podemos ver todo el coraje, la determinación y la valentía de Rut.
«No me ruegues que te deje, y me aparte de ti, porque a donde quiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios» (Rut 1:16).
La responsabilidad de ser madre. (María La madre de Jesús)
María es una joven a quien se le aparece un Ángel y le dice que va a tener un hijo, el hijo de Dios, estando ella soltera. Las críticas, la reacción que tendría José y la responsabilidad de llevar el hijo de Dios en su vientre no la acobardaron.
Si bien hay que ser fuerte para ser madre, ahora imagina ser la madre del Salvador del mundo. Debió ser duro para María el momento en que el ministerio de Jesús se hizo público, esos tres años y algunos meses, ver como calumniaban y perseguían a su hijo, o peor aún, ver cómo fue condenado a muerte de cruz y todo ese proceso que conmueve nuestro ser y que ella tuvo que ver de cerca… verlo en esa cruz, sufrir con él y permanecer firme y fuerte hasta el último momento, confiada en la promesa de que ese no era el fin.
Estos personajes fueron sobresalientes en tiempos en que las mujeres no solían ser prominentes, aún hoy suele ser difícil para muchas de nosotras serlo, pero no imposible. Que la idea de que las mujeres somos débiles no se fije en tu cabeza, somos valientes y solemos hacer cosas por los demás, aunque nos sacrifiquemos en el proceso.
La palabra de Dios nos invita a ser fuertes y valientes, por lo que si sentimos que carecemos de estas cualidades, sólo debemos pedirlas a Dios y vendrá a nuestro encuentro, y nos dotará de las cualidades necesarias para vencer en diferentes áreas de nuestra vida. En el libro de Joel encontramos un versículo que ha levantado y fortalecido a más de una:
«Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy». Joel 3:10.