He escuchado por años las mismas historias para encontrar el amor, he visto diferentes protagonistas, todas hermosas, talentosas, emprendedoras, trabajadoras, exitosas en muchas áreas, con un enorme abanico de fortalezas y de cualidades, son admirables y de gran referencia para muchas otras mujeres que las miran desde lejos… pero sin darse cuenta que al entrar en lo íntimo de una conversación, en la seguridad de un ambiente de amistad, dejan ver sus grietas. Grietas con nombres y apellidos, grietas de grandes o pequeñas estaturas, con diferentes formas y estilos, pero grietas que supuran dolores del alma por ellos.
Me refiero a esas mujeres exitosas en casi todos los ámbitos de su vida menos en el amor con una pareja acertada, esas que por más que son bien valientes al arriesgarse a seguir amando, terminan apuntando con frecuencia al equivocado, mujeres capaces de ascender en trabajos y metas, pero que en el amor están estancadas o descendiendo, teniendo al lado a ese hombre que sin duda alguna no es el indicado, mujeres que practican la justicia con sus amigas y en la sociedad, pero que cuando se trata de su propia justicia en el amor no saben aplicarla, mujeres apegadas a buenos valores, pero olvidando el principal: El propio.
Mujeres enganchadas a relaciones que no se parecen a sus éxitos en la vida, mujeres con amores ajenos, mujeres que jamás imaginaron que estarían en esa posición, mujeres que aman a Dios, pero que no han entendido el verdadero amor y valor que se nos fue otorgado en su perfecto plan de amor. Y hablo con propiedad, estuve en ese lado de la historia, y jamás he dejado de ver a grandes mujeres con la misma historia: eligiendo al equivocado.
Se quedan esperando ese toque mágico lleno de amor que transforme la historia a su favor, esperando que el tiempo, las vivencias y las atenciones sean las responsables de devolverles sus sacrificios cargados de amor, esperando que esos pedazos de “atención” recibida sean transformados en toneladas de amor… Pero ¿por qué?, y esta era una pregunta que se repetía en mi pensamiento, y estaba cargada de dolor y de más preguntas, y en aquel momento llegué a comprender que no se disfruta el sufrir. Hay una necesidad latente de sentirse llenas, aun cuando creemos que lo están/estamos, emocionalmente falta algo, no les falta amor por Dios, les falta comprender el amor de Dios.
Para quienes no están ni han vivido en esta situación, les digo: créanme, en verdad aman a Dios, pero la debilidad de este espectáculo de mujeres radica en esta área, la de ustedes en otra.
Y con eso me refiero a que no hay jerarquías, no hay primeros ni segundos lugares, solo hay lugares para que cada uno identifique su debilidad y, en el amor de Dios, transformarlas. Tengamos amor suficiente y firmeza para quedarnos junto a ellas mientras entienden… Seamos guías para que puedan sentirse completas a solas, y luego ser mejoradas por el amor y las habilidades de un hombre, uno que decida compartir su vida entera.
Si esta historia se parece a la tuya o a la amiga de una amiga, permíteme contarte una verdad y darte unos consejos:
La verdad:
No esperes ser llena por alguien más si no te sientes llena y completa en Dios.
Los consejos:
Créele a Dios.
Atrévete a romper relaciones tóxicas.
Experimenta la soltería como un ejercicio de crecimiento personal.
Llénate de ti, de lo que eres en Dios y para Dios.
Una vez completa en Dios y segura en ti, espera con calma y astucia a ese gran chico.
Rouse
#LaChicaDelAfro
