“Me ha estrellado contra el suelo; me ha hecho morder el polvo. Me ha quitado la paz; ya no recuerdo lo que es la dicha. Y digo: «La vida se me acaba, junto con mi esperanza en el Señor». Recuerda que ando errante y afligido, que estoy saturado de hiel y amargura. Siempre tengo esto presente, y por eso me deprimo” Lamentaciones 3:16-20 (NVI)
He tenido este tipo de pensamientos, me he deprimido, he llorado, me he sentido sin esperanzas. Sé que, al igual que yo, también has sentido esto o lo estás sintiendo en este momento. Tal vez algún engaño, o puede que no te alcance el dinero para lo que necesitas y eso te frustra, todo te sale mal y sientes que Dios te tiene en la mira. No sé qué puedas estar pasando en este momento, pero lo que sí sé es que no hay mucha diferencia entre Jeremías (el autor del libro de Lamentaciones) tú y yo, porque todas en algún momento nos hemos sentido de esta forma, y no es fácil, no es fácil poder dormir pensando en cómo resolver equis situación, buscando las mil y una formas de intentar que todo vuelva a la calma, y te desgastas, te desvelas, te desesperas, y te sientes en un hoyo, del cual es difícil salir, un hoyo de pensamientos. Pero si me acompañas a leer más adelante lo que dice el versículo siguiente: Lamentaciones 3:21 (NVI)
“Pero algo más me viene a la memoria, lo cual me llena de esperanza:…”
Puedo darme cuenta que él (el escritor) en medio de todos sus problemas, en medio de la difícil realidad que estaba viviendo, en medio de su desesperanza, él hace un Stop, se detiene, imagino el momento y sé que fue algo así:
“Sí, la verdad estoy viviendo un momento difícil, es una realidad dolorosa y frustrante que me agobia, me siento en un hoyo, pero ¡Un momento!, eso no es todo, existe algo más que me devuelve la esperanza, aun cuando la he perdido”
Y allí, Jeremías relata uno de mis versículos favoritos y uno de los más hermosos que se encuentran en la Biblia: Lamentaciones 3:22-23
“El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad! Por tanto, digo: «El Señor es todo lo que tengo. ¡En él esperaré!»”
Y justo allí, sale del hoyo, algo lo hala fuera de él, lo saca del estado de depresión y abatimiento en el que estaba. Cuando pensamos en nuestros problemas, nos hundimos cada vez más bajo, nos frustramos, nos deprimimos, pero cuando pensamos en todas las cosas buenas que también nos han sucedido a lo largo de nuestra vida, nos detenemos a ver los pequeños detalles, como el estar vivos, el poder ver, caminar, respirar, en quién y cómo es Dios, esto nos sacará del hoyo y nos devolverá la esperanza.
¿Quieres salir del hoyo? Piensa en quién y cómo es Dios