Muchas personas confunden ser positivo con evadir la realidad de lo que se está viviendo, incluso hoy en día son juzgadas aquellas que deciden ser optimistas en medio de un mundo tan conflictivo y problemático. Pero la realidad es que son pocas las personas que deciden ser diferentes y no dejarse arrastrar por la preocupación o ansiedad que este sistema conlleva, a fin de tener una mejor actitud.
Sabemos la realidad porque la estamos viviendo, pero de nosotros depende la actitud con la que la asumimos, ya que independientemente de lo que decidas, igual vas a pasar por esa situación. Entonces, la pregunta es: ¿vas a ganar o a perder? La verdadera ganancia es aprender a recorrer la vida y atravesarla con la mejor actitud posible. Solo así se decide ser feliz.
Recuerda que la alegría es un fruto de Dios y por eso siempre está presente en nosotras, pero depende de ti ponerla en práctica. En la Biblia, el apóstol Pablo lo deja claro cuando dice:
«He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación»,
Filipenses 4:11
Decidimos tener una actitud positiva y estar alegres porque Dios nos da la gracia de estar vivas pese a cualquier circunstancia adversa que estemos viviendo. Esa alegría se basa en la certeza de su victoria.
Dios desea verte alegre y optimista porque entiendes que Él es la fuente de donde proviene tu gozo y alegría. Por lo tanto, no busques más por fuera algo que solo puede brotar desde tu interior; mejor adopta una actitud positiva que agrade a Dios, tal como dice su palabra:
«Regocíjense en el Señor siempre. Y otra vez les digo, ¡regocíjense!«,
Filipenses 4:4
Y si la temporada es difícil, pues ¡con más razón necesitamos una buena actitud para superar ese tiempo y los retos que conlleva! Recuérdate siempre que parte de la confianza plena en Dios es no cuestionar su tiempo ni métodos.
Jesús enfatizó que veríamos la gloria de Dios si tan solo pudiésemos creer, ¡Así de simple! Nuestro trabajo es creerle a Dios y agradecer por lo que ya hizo; no preguntarnos cómo, cuándo o dónde actuará. Hacerlo solo mantiene viva la preocupación y la ansiedad en ti.
En vez de alimentar aquello que ahoga tu fe, mejor cuéntale a Dios lo que necesitas y agradécele por lo que aún no ves pero sabes que es un hecho; eso es tener una buena actitud. Después de todo, ¿qué otra razón necesitas para hacerlo cuando sabes que tienes un Papá que no defrauda?
«No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que Él ha hecho»,
Filipenses 4:6