Cartas de A mor de Nuestro Rey:
Querida hija:
Hoy quiero recordarte que eres hermosa, así como lo valiosa que eres para mí. Como sabes, en el mundo muchos tratarán de engañarte. Pero cuando eso ocurra, recuerda mis palabras, yo estaré contigo para revelarte la verdad.
Quizás te digan que no eres lo suficientemente bonita o lo suficientemente inteligente o talentosa. Bueno, no les creas. También te tentarán a dudar de mí y luego, después de hacerlo, te acusarán de ser un fracaso, de haberme fallado. Otros te juzgarán injustamente por haber roto demasiadas promesas, vivido demasiadas mentiras y caído demasiadas veces. Hija, yo no te juzgo. Te tratarán de disuadir, para luego decirte que has estado yendo en la dirección equivocada y que ya no tiene sentido dar marcha atrás, que es demasiado tarde para arrepentirte. Te dirán: “No eres importante para Dios”.
Pero ¿Sabes qué? ¡Tú no le perteneces al mundo! Él no es tu padre. Yo sí lo soy. Naciste en mis pensamientos, cada parte de ti fue cuidadosamente elaborada por mis manos. Tienes mi huella digital en tu vida. Tú eres mi obra maestra. Tú eres mi creación. Tú eres mi felicidad. Eres mi amada hija.
No eres una mujer amada porque eres preciosa. En realidad, eres preciosa porque eres amada. Tal vez te preguntes ¿por quién? la respuesta es evidente mi princesa, eres amada por Mí, tu Rey, tu Papá. No hay nada que te pueda separar de mi amor ¿entiendes? No hay océano demasiado profundo. No hay montaña demasiado alta. Sí, el pecado cambió mi creación perfecta. Sí, es cierto que vives en un mundo caído y roto, pero quiero que sepas que eso no alterará mi amor por ti.
Mi Palabra es verdad. No sabes cuánto desearía que la apreciaras más. También me gustaría pasar más tiempo contigo, cada momento de cada día. Mi amor por ti nunca se enfría. Mis promesas nunca se rompen. Mi persona nunca cambia.
¡Oh! hija mía, te he hecho a mi imagen. Eres tan bella. ¿Sabes? Yo conozco tus emociones. Veo tus lágrimas. Veo tus pensamientos y aún cuando no sabes qué orar, Mi Espíritu ora por ti con palabras más profundas que cualquier suspiro. Lo sé todo sobre ti. Conozco tus secretos, miedos, debilidades y fracasos. Y ¿qué crees? Nada de eso cambia mi amor por ti. Mi fidelidad es eterna.
Me gustaría mucho que aprendieras de mí, que compartieras conmigo, Yo puedo ayudarte a encontrar orden en medio del caos, si tan solo comienzas cada día conmigo. ¿Qué dices?
Te estaré esperando.
Por siempre y fielmente tuyo,
Tu Padre Celestial.
Inspirada en: A letter to young ladies from God