Desde niñas somos influenciadas por el ambiente y la cultura que nos rodea. Le damos mucha importancia a nuestra imagen, a eso que vemos en el espejo y, por supuesto, a lo que otros dicen sobre lo que ven en nosotros.
Autoestima en la adolescencia
Ahí todo empeora, es una maratón constante para ser vistas, surge una competencia contra todos y contra nosotras mismas, comienza a disgustarnos lo que vemos en el espejo, nada está bien en nosotras y comenzamos a querer lo que admiramos en los demás. En la secundaria yo luchaba con mi autoestima y mi peso, bueno, nunca hice una crisis, pero subía y bajaba de peso; traté de que no me afectara, además en ese tiempo tenía situaciones más importantes a las que prestarle atención.
No todas somos iguales
Algo que desde joven entendí es que cada persona es totalmente diferente de la otra y así de diferentes son sus gustos. Miraba las revistas y veía esas hermosas mujeres; si bien no tenía un cuerpo como el de ellas, tampoco ellas tenían cualidades que yo poseía, miraba sus manos, sus ojos, su boca, una cosa a la vez y aunque el conjunto parecía atractivo no determinaba, para mí, el estándar perfecto de belleza.
Cuando me miraba en el espejo (Y amaba verme al espejo) miraba mis ojos y pensaba: qué lindos ojos y pestañas, miraba mis manos y lo lindas que se veían mis uñas parejas y arregladas (Nada de esto se asociaba a vanidad) estaba afirmándome, enfocándome en otras cosas y no solo en las libras de más. Tenía buenas calificaciones, me gustaba leer, conocer, estaba siendo bella y atractiva en un modo diferente.
Mi autoestima vs la publicidad
Los medios y la industria de la moda cada cierto tiempo redefinen los estándares de belleza y las mujeres comenzamos a vernos en el espejo dudando de nuestra autoestima y empezar a querer esas ideas que nos están vendiendo; labios carnosos, cejas gruesas, cintura estrecha, cadera ancha, cabellera larga y abundante.
La belleza de la mujer al parecer pasó de ser dulce y sutil a grotesca y escandalosa. Por favor, no les compremos esa idea.
Eres más de lo que ves en el espejo
Lo primero y más importante que debemos tomar en cuenta es que valemos por lo que somos no por cómo nos vemos al espejo, es verdad que la primera impresión cuenta, pero no nos define. Podemos arreglarnos, estar limpias y presentables sin dejar de ser quienes somos en verdad. Sin clonarnos a imagen de celebridades con corazones vacíos y personalidades no definidas. Somos hechura de Dios para buenas obras (Efesios 2:10) Dios no se equivocó contigo.
Siéntete cómoda, necesitas creer en ti
Sí necesitas fortalecer tus emociones, aumentar tu autoestima, confiar en la maravillosa creación de Dios que eres tú, hermosa en modo diferente al de otras personas, pero hermosa. Antes de que alguien te lo diga necesitas verlo tú misma.
Necesitas amarte y valorarte. Necesitas ser feliz
Un cambio en tu estado de ánimo puede transformar drásticamente el cómo te ven las personas, más que un perfecto y abundante maquillaje (Ojo que no tengo nada en contra del maquillaje), sé bella desde adentro.
¡Mujer, eres maravillosa y hermosa!