Aunque ella no lo quiso terminó siendo «la amante»

Se llama Alicia, es una chica bellísima, alta, de piel canela, cabello castaño y abundante; era una mujer muy inteligente y organizada en su trabajo, pero lo que llamaba mi atención es que ella no se sentía igual de bella e inteligente como yo la veía, era una chica muy acomplejada, lo podía percibir en su forma de hablar.

Era proveniente de una buena familia, sus padres tenían muchos años de matrimonio, que si eran felices o infelices no lo sabía, pero sí sabía que ellos la habían criado con el principio de vivir un matrimonio duradero. Alicia era soltera, a la espera de ese hombre que llenaría de emoción y aventuras su vida, ella siempre decía: “El día que conozca al hombre de mi vida formaré la familia que quiero”, lamentablemente, no fue así.

Conociendo al equivocado

No me equivoqué del todo, al pensar que era muy acomplejada el día que llegó al trabajo y me comentó que había conocido un hombre: caballero, gracioso, inteligente, con mucho dinero, pero casado. Bromeó diciendo que no pusiera esa cara, que nunca estaría con un hombre casado, pero que, en realidad, este hombre le gustaba mucho. Yo sabía que ella estaba en una etapa de su vida en la que necesitaba algo y quizás se engañaría pensando que él fuera a dárselo.

Durante un tiempo llegó contándome sobre sus salidas “inocentes”, de lo bien que se sentía con él, de lo mucho que «llenaba sus días», pero, esta vez, ya no me decía que no estaría con un hombre casado, sino al contrario trataba de convencerme de que él ya no amaba a su esposa. Empecé a preocuparme por ella, no se daba cuenta que poco a poco estaba cayendo en un hueco profundo del cual le iba a costar salir.

Al poco tiempo Alicia estaba muy involucrada en una relación emocional con él, ya había empezado a crear una nueva gama de mentiras en su mente, me repetía cosas como: “Quizás no se ha divorciado por sus hijos”, “Ella no quiere firmar los papeles del divorcio”, “Se irá de viaje por unas semanas y no podrá hablar conmigo”, “No necesito casarme con él para ser feliz”. Yo sabía que Alicia no era tonta para creerse todo este cuento, sólo no quería aceptar que se había enamorado de un hombre que nunca la podría hacer feliz.

Ella sabía que yo era una mujer que creía en el matrimonio para toda la vida, sabía que yo defendía la fidelidad y que creía fielmente que un hombre que la amara de verdad no estaría con alguien más. Mis consejos ya no le parecían tan apropiados y empezó a rechazarlos por ser “moralista”, pero cuando quería volver a la realidad y sentirse segura me llamaba para convencerse y decidirse por dejarlo.

En la actualidad «Alicia» sigue esperando el momento en el que su supuesto verdadero amor se decida por ella para siempre. Hay muchas mujeres como Alicia engañándose a sí mismas, dejando de lado el amor propio y prefiriendo los halagos del hombre equivocado.

Si quieres conocer más de esta historia no dejes de leer mi próximo artículo 10 Razones para no ser la amante.

Angelique Pirela

Directora Creativa de Entaconadas, amante del social media, de la lectura y del buen humor. Instagram: @angeliquepirela

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