A menudo muchas de nosotras pensamos que somos un imán para la mala suerte. Personalmente pienso que solo se trata del resultado de nuestras acciones y decisiones. El fracaso no nos mira y nos elige, sucede que simplemente un día nos rendimos y, por ende, abrimos la puerta al fracaso. A veces sentimos que fracasamos en áreas específicas pero otras que fracasamos en todo.
Muchos emprendedores (una gran cantidad) lo intentaron una y otra vez antes de triunfar y enfrentaron oposición y es muy probable que se hayan encontrado en diferentes caminos aparentemente sin salida. La diferencia entre los que triunfan y los que no, es que los primeros no se rindieron.
Ser resiliente es algo que no a todas se nos da, y nos cuesta enfrentar ciertos fracasos cara a cara y más aún vencerlos, nos cuesta hallar esa fuerza interior y no escuchar esa voz que nos dice «ríndete ya». Muchas nos deprimimos y pasamos por el peor momento de nuestras vidas y, en el peor de los casos, ni siquiera queremos vivir.
¿Conocen a Nick Vujicic? En un conferencista internacional, nació con síndrome de tretra- Amelia que se caracteriza por nacer sin extremidades (ninguna de ellas) y nosotras a veces nos complicamos porque se nos corre el maquillaje, no hallamos estacionamiento, llegamos tarde, etc. Nick tenía todo para ser un conformista fracasado pero con ayuda de su familia tomó otro camino y se convirtió en un hombre feliz y realizado. Recuerda siempre buscar aliados ya sea en tu familia, amigos, socios, personas que te apoyen y guíen. Que otros sean parte de tu éxito no te resta méritos, déjate ayudar.
Cualquiera sea tu objetivo no te compares o midas con otras personas, eso no ayuda en nada. Tu éxito será único y con tu sello. Es una carga querer ser como otras, cada una tiene capacidades, cualidades y temperamentos diferentes, por tanto, nuestras acciones nos llevarán a caminos diferentes. La carga de querer ser como otras solo nos estancará y restará fuerzas para llegar a nuestra propia meta.
Persiste, resiste e insiste, grábate ésto: conformarnos nos limita y nos acerca al fracaso. Ninguna persona llegó muy lejos conformándose. Persiste hasta llegar al objetivo, resiste la oposición e insiste cuantas veces sea necesario. No te enfoques en los obstáculos, lucha incluso con la frustración que puedas sentir en cada intento. Dios recompensará tu esfuerzo.
Te encontrarás con muchas piedras en el camino, úsalas como peldaños para subir o como muralla para protegerte, pero no dejes que sean de tropiezo. Cuando fallas al menos ya sabes lo que no funciona, deséchalo e intenta algo nuevo. El éxito solo viene al encuentro de aquellos a quien encuentre trabajando. Y recuerda que no hay nada mejor que actuar bajo la dirección y preceptos de Dios. ¡Confía!