Desde niña somos tan bombardeadas con publicidad, con tantas modelos perfectas y con tanto culto al cuerpo de la mujer 90 – 60 – 90, que resulta difícil no sentirse abrumada y desarrollar inseguridad y baja autoestima al ver que, como mujeres reales, no somos así. Que si el Miss Universo, que si las Kardashians, que si la Michelle Lewin… mujeres sumamente trabajadas y modificadas que solo muestran su mejor cara en las redes sociales. Y allí estamos nosotras, la mujer latina promedio que ni es alta ni pechugona, simplemente es real, comparándonos con estos monstruos del marketing. ¡Así terminamos creyéndonos el patito feo!
No, no y no. Es que así no se puede vivir, en una eterna comparación con estas «diosas» del marketing súper producidas. Y no sólo eso, sino que si te dejó el novio, pues, tú corres a compararte con la nueva novia, o peor aún, aquellas que tienen novio y sienten tanta inseguridad que se viven comparando con la ex novia de su pareja, «para ver si es más bonita».
Todas pasamos por lo mismo, esa etapa en la cual nos sentimos FEAS
No hay manera en que podamos reconciliarnos con el espejo. A causa de creernos físicamente feas nos desvalorizamos, al punto de creer que no valemos la pena, o bien, que nuestra vida no tiene propósito. ¡Esto es peligroso!
Las entiendo, las entiendo en verdad, así que bueno, en el siguiente vídeo les quiero hablar claro sobre este tema de la inseguridad o como yo lo llamo, «el síndrome del patito feo», y comentarles cómo yo lo superé gracias a mi relación con Jesús. No es fácil, es un proceso, pero ¡vamos, que sí se puede! Y si ya tú tienes una relación con Jesús y aún así te sientes insegura o sin valor, no te preocupes, en este vídeo daremos una repasada cortita a las verdades que quizás olvidaste.