Sabemos que las relaciones de pareja requieren un esfuerzo de cada una de las partes pero, ¿qué sucede cuando sólo eres tú quien se esfuerza en la parte afectiva?
Hace unas semanas, compartiendo con amigos y familia en la playa, noté algo en uno de los chicos que nos acompañaba; él había pasado un buen rato conversando con mi familia, y le pregunté por su novia y si aún estaban juntos. Resulta que ella estaba sentada a unos pasos de donde estábamos nosotros, y aunque sabíamos que él tenía novia, no la conocíamos físicamente. Me sorprendió el hecho de que él no la presentara o la hiciera participe de la conversación y del buen rato que estábamos pasando.
De expertos que tratan el tema de la soltería, he leído que algunas de las razones para este tipo de comportamientos pueden ser las siguientes:
- Él se avergüenza de ti.
- La relación no es tan seria como para introducirte en su círculo.
- Solo está pasando el rato.
- No siente que lo representas.
Las razones antes mencionadas pueden resultar obvias cuando son vistas desde afuera de la relación, pero ¿qué pasa en el corazón de una mujer para que se conforme de esta manera? (OJO, recordemos que humillación y sumisión no es lo mismo). Dios no te dará migajas, te dará una pareja que será un complemento para ti, no estarás ni por debajo, ni por encima de esa persona, y nunca se avergonzará de ti.
Tómate tu tiempo
No importa qué tan buen partido parezca tu enamorado, primero conócelo, sean amigos, obsérvalo como hijo, cómo comparte con la gente que ama y sus valores; no solo veas lo físico o lo económico.
Ámate primero
La biblia nos insta a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, de modo que queda implícito que antes de amar, debemos saber amarnos. Si te amas lo suficiente optarás por estar en el lugar que mereces, no respecto a poder o vanidad, sino como ser humano y creación de Dios.
Fortalece tu carácter
La mayoría de las veces, las mujeres de carácter débil son las que terminan siendo humilladas, maltratadas y delegadas a un segundo plano en la relación. Por esa razón define tu carácter, ora al respecto, pídele ayuda a Dios, desarrolla tus mejores cualidades, entendiendo siempre que siendo hija de Dios y con su dirección puedes volar tan alto como puedas, y no necesitarás estar bajo la sombra de un hombre u otra persona.
Ámate primero, para que así puedas amar y ser amada.