En una sociedad industrializada donde todo se produce en masa con el fin de ahorrar costos y hegemonizar criterios, el trabajo artesanal y hecho en casa cobra valor. En los últimos cinco años los proyectos DIY o Hazlo tú mismo toman relevancia y forman parte del estilo de vida de miles de personas. La facilidad de aprender en línea, compartir lo que haces por las redes y los continuos cambios en los modelos de trabajos han facilitado el emprendimiento en distintos sectores: diseño de modas, decoración, alimentación y un gran etcétera.
Basta entrar en Pinterest para ver que la capacidad de ingenio del ser humano es asombrosa. Collares bordados a mano espectaculares, tarjetas de bodas hechas con papel de reciclaje y una cantidad de útiles y estéticos adornos hechos con botellas plásticas. Hay quienes lo hacen a modo de distracción, como una forma de relajarse y hasta de ejercitar un poco la paciencia, pero otros realmente lo han tomado como una forma de generar ingresos e incluso emprender su propio negocio. En Venezuela –apartando el hecho de que el diseño emergente en Latinoamérica está en todo su esplendor– como consecuencia de la recesión económica que se está atravesando hay un importante número de emprendimientos y muchos de ellos son trabajos de baja producción o artesanales. Negocios que la mayoría de las veces empiezan en la sala o la cocina de la casa, mientras con empeño y diligencia toman forma de talleres o microempresas.
Si eres una entaconada emprendedora aquí algunas ideas para que organices tu espacio de trabajo en casa, mientras consigues tener tu taller de diseño aparte: