He recibido varias preguntas sobre cómo tratar mi tipo de cabello, en su mayoría siento algo de angustia en esas preguntas. Algunas apenas comienzan a dejar su cabello al natural, después de años de tratamientos para alisarlos o años de la mano con secador y planchas. Antes de empezar, quiero felicitarlas, mi corazón se llena de alegría y se me esponja el afro de emoción, jajaja. Quiero dedicarme a explicarles algunas cosas y a darles algunos tips muy básicos.
Primero, es importante que el cambio sea de adentro hacia fuera; aceptarte tal como a Dios se le ocurrió el diseño. Al inicio no vas a lucir como ese diseño original, te recuerdo que por años invertiste tiempo y dinero para hacerlo lucir diferente. Se requiere paciencia, dedicación y estar dispuestas a invertir tiempo y dinero, para nuestra tranquilidad, se recupera más rápido de lo que creemos.
Les contaré un poco sobre mi cabello: hace cinco años tomé la decisión de no aplicar ningún químico que alisara mis rizos o tumbara el volumen de ellos. Eso por una mala experiencia; apliqué Keratina sobre ellos y desaparecieron en su totalidad. Dejar de verlos me frustró; iba a la playa y jamás aparecían, lo más asombroso era que al salir del agua no estaba ni ese friz tan particular que nos queda (solo para entendidas en la materia, jajaja). Siempre me gustó mi cabello, solo que me dejaba llevar por aquello de “encajar” y vivía bajo ese mal concepto de “pelo malo”. Desde entonces decidí quedarme solo con el secador. Empecé a usar el cabello corto por dos años, me crecía rápido porque lo hidrataba con lo que me decían, si era natural y no había riesgo de daños lo usaba, usé tantas cosas que no sabría ni decirles qué fue lo que funcionó en ese momento, jajaja.
Mientras mi cabello crecía iba cortando lo que no sentía como mío. Durante todo ese tiempo, hasta hace un año, solo usaba secador. Creo que Dios me venía preparando para esto, como siempre Él se adelanta a todo. Pero no estaba lista para asumir el reto de ser la chica afro, así que empecé a dejar el secador de a poco, unas semanas era lisa y otras semanas rizada, hasta que me decidí; me levanté con la idea de cortarlo y usar afro, ya lo venía evaluando, le comenté a dos de mis más grandes amigas y me acompañaron, dicen que detrás de una mujer valiente y exitosa hay una amiga loca que la respalda, jajaja. Cuando me vi en el espejo estaba realmente feliz, volví al diseño original. Para mí era y es tan importante eso porque esa siempre fue mi lucha: aceptarme. Mi cabello al natural me recuerda que todo lo puedo, pues Dios me fortalece.
Y hablando de fortalecer, aquí les dejo algunas recomendaciones:
- Aceite de aguacate.
- Dosis diarias de oración.
- Un buen lavado diario a los complejos e inseguridades personales, frotar con mucha firmeza, enjuagar con abundante agua, esa que es fuente de vida.
- Aceite de coco.
- Ampollas de confianza y aceptación, intravenosa diaria.
- Aceite de ricino.
- No llamarte “pelo malo”.
- El mejor acondicionador lo llamo fe, úsalo a diario, NO enjuagar.