Solemos dar por sentado que en navidad la regla es pasarla bien. Y no está mal. Al igual que muchos coincido con que, más allá del fin comercial, la época es un momento propicio para compartir con la familia, expresar cariño y celebrar el nacimiento de aquel que dividió el tiempo en dos. Sin embargo, pregonar que la felicidad y alegría está en el aire es difícil para quienes viven estas fechas lejos de sus seres queridos, para quienes transitan el duelo por la muerte de algún familiar, para quienes rompieron una relación amorosa o para quienes se recuperan de alguna adicción.
De hecho, estudios revelan que un grueso porcentaje de la población presenta síntomas de depresión durante el asueto. ¿Por qué?, por muchas causas: por el excesivo valor que se le da a los bienes materiales (ropas, regalos, viajes). Por el despilfarro de las finanzas. Por la cantidad de compromisos sociales a los que hay que asistir. Por la sensación de fracaso que se tiene al no haber alcanzado lo propuesto a principios de año. Por los excesos en las comidas y bebidas. Porque al parecer no es válido estar sin pareja durante las fechas y porque hay una percepción, general y casi obligatoria, de que en las fiestas todos son felices y comen perdices.
Hoy muchos viven esta fecha con una sobrecarga de estrés y un desenfreno que poco tiene que ver con compartir en familia, celebrar el nacimiento del Mesías y agradecer todo lo bueno del año que está por culminar. Y si a todo esto, que es lo usual, se le suma que la persona haya perdido a un ser querido (sea por muerte o separación), o que se está recuperando de alguna adicción, o que está pasando por alguna enfermedad, o que se ha mudado recientemente a una nueva ciudad o que simplemente no quiere aumentar de peso, la temporada realmente se vuelve difícil.
Para disfrutar plenamente de las fechas en vez de sobrevivir a ellas, creo que se pueden tener en mente los siguientes puntos:
Rescata el verdadero significado
Los medios de comunicación, sin ánimos de adjudicarle toda la responsabilidad a ellos, bombardean durante esta fecha el mensaje de que para disfrutar de la fiestas hay que tener mucho, comprar mucho y gastar mucho. ¿Pero este es realmente el objetivo de la fiesta?, ¡No! Si te enfocas en lo que realmente es importante, si entiendes que este tiempo es para celebrar la gran buena nueva de todos los tiempos (que Jesús nació en un pesebre para salvarnos de una muerte eterna), todo lo demás quedará en segundo lugar. Lo importante de la fecha no es lo mucho o poco que tienes, es saber quién siempre estará junto a ti: Dios.
No compares estas fiestas con las de años anteriores
Esto no significa que debes olvidarte de lo vivido anteriormente, pues eso es imposible, al menos que sufras de amnesia o algún tipo de demencia, consiste en que debes concentrarte en el futuro y en las posibilidades que te traerá el nuevo año.
Evita recuerdos o encuentros tristes y desagradables
Es difícil lo sé, no siempre se puede manejar, pero se pueden tomar precauciones. No es obligación decir que sí a toda invitación y más si en ese lugar te sentirás incómoda, sea porque te encontrarás a alguien que no quieres ver o porque ese lugar te recordará a alguien que ya no está. Puede que suene un poco drástico y hasta aguafiestas, pero en esta época más que nunca se debe guardar primeramente el corazón.
Haz una lista de gratitud
Hacer un balance de cómo fue el año puede ser desgarrador. Muchas veces no se logró cumplir con la mayoría de las resoluciones que se hicieron a principio de año, así que en vez de mortificarte por lo que no lograste, puedes hacer una lista de gratitud o inventario de bendiciones. Ejemplo: “Gracias, Dios, porque este año pude presentar mi tesis”, “porque este año pude comprarme mi primer juego de cuarto”, “porque pude compartir un momento especial con mi familia”, en fin, son muchas las cosas que agradecer, no importa lo pequeñas que sean.
Ajústate a tu presupuesto
No está mal tener un presente con tus amigos y familiares, pero éstos deben ir acorde a tu capacidad de ingresos. Puedes regalar cartas escritas con tu puño y letra, puedes hacer alguna manualidad, incluso regalar una palabra de afecto o extenderle un perdón a alguien. Seguro tendrá mucho más valor que cualquier objeto comprado en una tienda.
Ayuda, comparte
Jesús dijo: “Es más bienaventurado dar que recibir”. Cuando compartes de lo poco que tienes, recibes mucho más de lo que te imaginas. Aprovecha esta fecha para hacer alguna actividad voluntaria. Hay muchas personas que no tendrán a nadie con quien compartir en Noche Buena, habrán muchos pequeños que no tendrán ni siquiera un bocado caliente ese día y mucho menos algún juguete. Busca alguna ONG en la que puedas colaborar o alístate en alguna actividad social de tu iglesia, seguramente recibirás más de lo que darás.
Rodéate de buenas amistades
Si bien es cierto que sobresaturarnos de cenas, encuentros y demás compromisos sociales no es bueno. Tampoco lo es quedarnos encerrados y aislados en casa. El ocio no es nada bueno para nuestros pensamientos. Sé intencional y rodéate en estas fechas de amistades que te animen, edifiquen y sean comprensibles si estás pasando por un mal momento.
Mantén o inicia un plan devocional
Esto es vital. Si esta fecha se celebra por Jesús, ¿cómo vas a dejarlo por fuera?, como nunca antes debes mantener tu vida espiritual arriba y con las defensas bien puestas. Dedica un tiempo a tu intimidad con Dios. Haz un plan de lectura, los que ofrece La Biblia app son buenísimos y te ayudarán mucho en estas fechas.
¿Cuál otra sugerencia puedes dar?, ¿cómo te preparas para esta navidad?