¿Has sentido que los afanes o problemas de la vida te han robado la paz? Muchas veces, en nuestro día a día, nos resulta difícil mantener la paz. Ya sea por problemas familiares, laborales, o aún por nuestros propios miedos y afanes, que nos roban la paz que Dios nos da.
De seguro todas queremos vivir en paz y tranquilidad, tal vez eres una mujer de negocios que trabaja y tiene que tomar importantes decisiones, o como yo que eres una mamá que le toca lidiar con las tareas de sus hijos y las extensas labores del hogar, o una estudiante que está enfocada en terminar su carrera universitaria. ¡Todas queremos paz y descanso!
Pero tenemos que reconocer, que muchas de nosotras vivimos más en estrés que en paz. El estrés es real pero no tiene que dirigir nuestras vidas, pues no fuimos creadas para ser mujeres preocupadas o ansiosas, cuyas vidas se desperdician en cosas que tienen solución en las manos del Señor.
El libro de los Salmos es una colección hermosa de poemas, canciones, oraciones y alabanzas. Es además una invitación de parte de Dios a acercarnos a Él en medio de nuestra situación. Ya sea en nuestros triunfos o fracasos, en nuestras alegrías o angustias, en nuestra paz o intranquilidad, en abundancia o escasez, en sanidad o enfermedad.
Por eso, te invitamos a llenarte de la paz de Dios con estos Salmos, que pueden ayudarte a pasar de los momentos difíciles al gozo que solo Dios da:
1.- Salmo 121 – Dios te guardará y protegerá
“Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra. No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel. Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; Él guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada Desde ahora y para siempre”.
¿En dónde buscas ayuda cuando tienes problemas? ¿En tus amigos, tu familia, compañeros de trabajo? No hay nada de malo en buscar ayuda en personas de nuestra confianza, pero el primer lugar a donde debemos acudir primeramente debe ser al Señor.
En muchas ocasiones he leído este salmo y he hecho una oración en medio de las dificultades a las que me he enfrentado. La promesa que nos regala este salmo es tan maravillosa y asombrosa, Él nos protegerá de TODO mal. Así que, cuando sientas que vives días de tormenta recuerda que el Señor cuida de ti día y noche, cuida tu salida y tu entrada, desde ahora y para siempre. ¡No hay nada de qué temer!
2.- Salmo 62:5-8 – Confía en Él en todo momento
“Alma mía, en Dios solamente reposa, porque de Él es mi esperanza. Él solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré. En Dios está mi salvación y mi gloria; en Dios está mi roca fuerte, y mi refugio. Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; derramad delante de Él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio”.
En sencillo confiar cuando todo marcha bien. Confiar en Dios en todo tiempo significa confiar en Él no solo cuando las cosas van bien, sino también cuando las cosas no andan tan bien.
En medio de tus miedos y angustias puedes encontrar paz, solo en Dios puedes hallar descanso para tu alma. Todo en esta vida es incierto, pero el Señor es el único que nos fortalece y nos puede hacer disfrutar la vida en toda su plenitud.
3.- Salmo 118:5-9 – Clama en medio de la tormenta
“Desde la angustia invoqué a JAH, y me respondió JAH, poniéndome en lugar espacioso. Jehová está conmigo; no temeré lo que me pueda hacer el hombre. Jehová está conmigo entre los que me ayudan; por tanto, yo veré mi deseo en los que me aborrecen. Mejor es confiar en Jehová que confiar en el hombre”.
¿Has sentido miedo de lo que otras personas puedan hacerte? ¿Estás preocupado porque te traten mal o injustamente? Sabes que para Dios eres valiosa y que los problemas son pequeños a lado de su gran poder. El salmista agradece al Señor por su inmenso amor. Relata: “Desde la angustia invoqué a Jehová, y Él me respondió”.
David se vuelve a Dios, reconociendo que se puede confiar en Él sea cual sea la situación. Si deseas llenarte de su paz alaba a Dios cada día para que puedas decir como el salmista: “El Señor es mi fuerza y mi canto ¡Él es mi salvación!
Aparta cada día un tiempo de oración en el que puedas hablar con Él y decirle: Padre, gracias porque eres bueno conmigo, en medio de mis tribulaciones eres quien me ayuda y me fortalece, en el nombre de tu Hijo Jesús, amén.
4.- Salmo 17:15 – Reposa en Dios
“En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza”.
Cada noche el sol se pone sobre nuestros problemas y sobre esas cosas que nos salieron mal durante el día, pero algo maravilloso sucede mientras dormimos, nuestro Padre Celestial nos provee el descanso físico, mental y espiritual que tanto necesitamos. ¿Te ha pasado que despiertas y sientes nuevas fuerzas para enfrentar el nuevo día? Somos renovadas por el Todopoderoso.
Tal vez nos toque despertar con los mismos problemas del día anterior, problemas que ayer sentíamos que no podíamos lidiar más, pero después de un descanso y sueño reparador, pensamos: Puedo hacerlo, todo lo puedo en Cristo que me fortalece. La promesa de Dios es renovar nuestras fuerzas y darnos paz cuando reposamos en Él.
5.- Salmo 5:1-4 – Empieza el día buscando la dirección de Dios
“Escucha, oh Jehová, mis palabras; considera mi gemir. Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a ti oraré. Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré. Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el malo no habitará junto a ti”.
En este salmo vemos un ejemplo poderoso de cómo empezar cada día con bendición y paz: “De mañana me presentaré delante de ti”. David aguardaba recibir la dirección del Señor, y es que hay algo especial sobre presentar nuestras peticiones ante Dios, pues sabemos que Él escucha nuestra voz y responde a nuestras súplicas y necesidades.
Cada mañana presenta tus peticiones y todo lo que te aflija delante de Dios y espera sus indicaciones, ora para que guíe tus pasos y decisiones. Permite que el Espíritu Santo te dirija al empezar tu día con Dios ¡En su presencia hay paz por siempre!
