Soy Cristiana y tengo Ansiedad ¿Qué estoy haciendo mal?

Antes que nada quiero decirte que yo también soy cristiana he sufrido de ansiedad desde hace más de 6 años. Y no, no se trata de que tú o yo seamos malos cristianos, o un bicho raro dentro de la iglesia, este es un problema que afecta a muchos cristianos hoy en día y del cual es necesario hablar.

La ansiedad naturalmente no es mala, de hecho es necesaria. Existen factores químicos dentro de tu cuerpo que cambian cuando se enfrentan a un peligro, tu cuerpo genera hormonas como la adrenalina que te hacen pensar y actuar rápido para poder sobrevivir. Esto es algo muy bueno.

El problema es cuando por causa de nuestros pensamientos, el cuerpo libera esas mismas hormonas porque cree que está frente a un peligro cuando la realidad es que no. En tu alrededor todo puede estar normal, pero si tu mente está imaginando peligros, problemas o situaciones de gran estrés, tu cuerpo no va a distinguir entre la realidad y tus pensamientos, el va a dejarse llevar por lo que piensas y en función a eso va a comenzar a liberar hormonas que te harán entrar en estado de huida. Es por eso que se generan síntomas físicos como taquicardias, dolor en el pecho, temblores, tics nerviosos, dolores de cabeza extraños, falta de aire, mareos, dolor de barriga, diarreas y muchos otros más.

Pero este no es un artículo para profundizar acerca de los síntomas de la ansiedad o para verla desde un punto de vista médico, sino para hablar sobre el tema de la ansiedad en cristianos desde la perspectiva más espiritual y de la fe.

Ansiedad en la mujer cristiana

A lo largo de estos más de 6 años he intentado muchas cosas para superar la ansiedad, eso incluye psicoterapia, visitas al psiquiatra, he tomado antidepresivos y ansiolíticos en mis temporadas de mayor crisis, he hecho ejercicios de respiración, grounding, terapia de risa, escuchado música relajante, tomado suplementos y adaptógenos, he hecho ejercicios, me he alimentado saludable, en fin, un montón de cosas que si bien han sido de ayuda, no me han sanado, me calman, pero la ansiedad luego ha regresado igual o peor que antes.

Y claro que cuando hablamos de cristianos y ansiedad, nunca falta el amigo, familiar o hermano que me diga: «Tienes que orar más» o «tienes que reprender eso» o «es que necesitas liberación, deberías ir con el pastor fulanito».

Como cristiana, durante mucho tiempo me sentí desorientada y no podía entender por qué Dios estaba permitiendo que yo pasara por ese problema. Sin embargo, en su gracia e inmensa misericordia hace poco menos de un año comencé a encontrar respuestas de su parte. El Señor me guio junto a mi familia  a una nueva iglesia, en la que no solamente por medio de la predicación expositiva he entendido la maravilla que es el estudiar la Biblia versículo por versículo, sino que también conocí y me adentré por primera vez en el mundo de la consejería bíblica, y encontrar recursos cristianos de autores excelentes a quienes Dios les ha dado sabiduría para entender y comunicar de forma sencilla sobre temas como la ansiedad.

Tener Ansiedad no te hace menos cristiana

Hace un tiempo publiqué un post en el Instagram de Entaconadas, que decía así:

«La Ansiedad es solo una señal de que necesitas confiar más en Dios»

El post, como era de esperarse, tuvo críticas mixtas, mientras a algunas personas les gustó y a otras no. Particularmente las personas en desacuerdo fueron psicólogas cristianas y personas que sufren de ansiedad.

Es por eso que quiero aclarar que con esta frase no fue mi intención la de hacer sentir a ninguna persona cristiana con ansiedad para hacerlas sentir mal, o que su fe en Cristo no sea suficiente, y quiero aclarar que la ansiedad no es un castigo de Dios para la vida de nadie. La ansiedad no proviene de Dios. Pero si como cristianos nos puede suceder que tengamos crisis de fe, o que nuestra confianza en Dios se vea opacada por pensamientos negativos y temores que dejamos entrar a nuestra mente. Estos pensamientos se originan de nuestro propio pecado, cuando nos enfocamos demasiado en nosotras mismas, siendo egoístas, cuando nos llenamos de orgullo, o nos aferramos a ídolos en nuestro corazón.

Particularmente a mí me sucede eso, cada vez que tengo alguna crisis de ansiedad sin razón aparente, es porque he permitido que pensamientos negativos y miedos entren en mi mente, o porque me he construido algún ídolo en mi corazón. Como dijo Juan Calvino: «El corazón es una fábrica de ídolos».

Recordemos que los pensamientos que Dios nos manda a tener son descritos por el Apóstol Pablo en la carta a los Filipenses:

«Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad». Filipenses 4:8

Y es precisamente allí donde está el origen de cada ataque de pánico y de crisis de ansiedad. En los pensamientos. En la mente. Y aunque los profesionales de la salud hagan un extraordinario esfuerzo para ayudarnos a mejorar estos patrones de pensamiento, y a poder llevar una vida normal sin que los síntomas físicos de la ansiedad nos paralicen por completo, he de reconocer que éstos no son suficientes, pues lo único que realmente refresca el alma, nos da paz y nos libra de estos temores, es recordar las promesas de Dios, acercarnos a Él, enfocarnos en Él, en lugar de las cosas de este mundo.

Si, como cristianos a veces nos apartamos, como cristianos a veces dejamos de confiar, o no tenemos la suficiente confianza en el Señor. ¡Hey, somos cristianos pero seguimos siendo humanos y pecadores! Hasta a los discípulos les pasó, y eso que estaban caminando literal junto a Jesús, podían verlo y tocarlo en carne y hueso. El hecho de ser cristianos no nos hace perfectos, ni con una fe perfecta. Esa es nuestra meta en la vida, si, pero no la hemos alcanzado aún y nuestra tarea es perseverar en esta vida hasta lograrlo. Como dijo el Apostol Pablo:

Con esto no quiero decir que yo haya logrado ya hacer todo lo que les he dicho, ni tampoco que ya sea yo perfecto. Pero sí puedo decir que sigo adelante, luchando por alcanzar esa meta, pues para eso me salvó Jesucristo. Filipenses 3:12

Así que querida amiga cristiana, no tienes porque sentirte menos cristiana por tener ansiedad, o por tener pensamientos incorrectos a veces, o porque tu fe falle a veces. Dios no te está juzgando o señalando por eso. Él antes de crearte ya sabía que eso iba a suceder y aún así te ama, te acepta, y quiere trabajar en ti para que llegues a ser la mujer que Él diseño a plenitud. Sin embargo, Él nos ordenó no preocuparnos, no afanarnos (Mateo 6:25-34) por lo tanto debemos arrepentirnos de nuestra incredulidad y falta de confianza y volver a la fuente de vida, que es Él. Por tanto aparta tu mirada de las cosas terrenales, y enfócate más en conocer a Dios. No puedes confiar en quien no conoces.

¿Qué cosas me han servido para controlar mi ansiedad siendo cristiana?

En mi experiencia, como ya te dije he probado muchas cosas, y casi todas han sido de ayuda, pero lo más efectivo, lo más maravilloso, sin lugar a dudas ha sido la lectura y el estudio de la Biblia, buscando conocer el carácter de Dios en medio de Su Palabra, y por supuesto también la oración y la adoración. Irónicamente y debido a mi naturaleza caída, son tres cosas que me cuestan, pero cuando logro conectarme con Dios a través de la comprensión de su palabra (Si, me refiero a entenderla con mi mente, analizarla), de la oración sincera y de la mano con la adoración genuina, es cuando más libertad y gozo siento, y todos esos pensamientos negativos se ven opacados por los pensamientos de Dios.

La mejor forma de combatir la ansiedad es invertir en tu relación con Dios, esto implica conocerlo (estudiar quién es Él con tu entendimiento) para así poder amarlo con todo tu ser, como dijo Jesús: «y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con toda tu fuerza» (Marcos 12:30).

Escuchar y leer testimonios de otras personas cristianas con ansiedad, también han sido de bálsamo para mi vida, como este testimonio de una de nuestras colaboradoras. Y por supuesto ver los ejemplos de los personajes de la Biblia que también tuvieron ansiedad como nosotros, pero no permitieron que la ansiedad los invadiera, como por ejemplo David, Jacob, Jeremías, etc. Ellos dijeron: ¡tengo dificultades! pero las volcaron en Dios y eso les ayudó a levantarse.

Espero de todo corazón que si estás en la misma situación de la ansiedad, siendo creyente, este artículo te sea de bálsamo, que sepas que no estás sola, que tener ansiedad no te hace menos cristiana y que Dios no te condena por ello. Él entiende, Él ama, Él sana y Él restaura conforme a Su voluntad, y no olvides que Su poder se perfecciona en nuestra debilidad.

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Kenia Urdaneta

PT y Fitness Nutrition(ISSA) No soy la típica “Chica Fit” Me gusta escribir de 🥑Tips y Recetas Sanas Instagram: @Hoycocinosano

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Kenia Urdaneta

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